21 de octubre de 2013

LAMENTACIÓN Q'EQCHI'



Así lo tituló Estrada Monroy. Acá presento una nueva traducción en base a la versión Q'eqchi'. Podría decirse que este texto es una reflexión en torno a la imposición extranjera, específicamente la imposición de las ideas religiosas españolas... También es un lamento sobre lo que le esperaba a la tradición Q'eqchi' bajo la imposición kaxlana.

¡Ay dios[1]! Lo que dices es doloroso.
Es otra la verdad, ¡Ay dios!
Nuestros ancestros nos enseñaron,
Y nosotros la enseñamos a nuestras hijas y a nuestros hijos,
Quien creó todas las cosas.

¿Acaso no sabíamos desde tiempos antiguos,
¿Cómo surgió nuestra vida?
¿Cómo es que se unieron todas las cosas?
¿Cómo surgieron las aguas?
¿Cómo surgió la faz de la tierra?
¿Cómo surgieron las plantas?
¿Cómo es que se lograron todas las cosas?

¡Ay dios! Es muy doloroso escuchar lo que dices.
¿Cómo crees que es?
¿Lo que dices, realmente es verdad?

¡Ay dios!
¿Acaso nuestros antepasados no nos lo dijeron
¿Que el Tzul Taq’ah (cerro valle) nos da nuestro maíz, nuestra agua, la lluvia, el fuego?
¡Ay dios!
¿Acaso no fuimos nosotros?
Por nuestras hijas e hijos ofrecimos pom
Y nos herimos nuestros pies en el camino.
¿Acaso no tuvimos alimentos?
Tú, ¿acaso no se curaron nuestros males?

¿Acaso no se fue nuestro calor y nuestro frío?
¡Ay dios!
Es muy fuerte lo que dices, que la verdad es otra.
¡Ay dios!

¡Ay dios!
Es muy difícil de creer,
Que Tzuul Taq’a no existe, que ni existió,
Ni que existirá.
Si está ahín en el barranco,
Si está ahí en el cerro,
Está ahí en el trueno,
Si se muestra su claridad ahí en el cielo.

¡Ay dios!
Es muy difícil de creer
Y pasar a nuestras hijas e hijos sobre el fuego
Y nuestros atoles y nuestro alimento no nos da cuerpo el espíritu del Tzuul Taq’a para que vivamos bien.
¡Ay dios!
Es duro creer todo,
Que no sirvió de nada.

¡Ay dios!
Es duro creer
Que nuestros ancestors
Y los que nos educaban no nos dijeron la verdad.

¿Acaso no nos dijeron qué día era bueno y que día no?
¿Acaso no hicieron bien sus ofrendas y sus ideas.
Y encendieron el fuego y quemaron su pom.
¿Acaso no despreciaron los problemas?
¿Acaso no nos lastimamos los caminos?
¿Acaso caímos en las profundidades de los barrancos?

¡Ay dios !
Es duro creer,
Que Tzuul Taq’a ya no nos va a escuchar
Y ya no escuchará la voz…

Recopilado por Estrada Monroy (1979:190) y traducido por Winaqib' 2013).



[1] En Q’eqchi’ no existe una palabra para decir “dios”, por eso se hace una Q’eqchi’ización del término como “tyox”.

6 de agosto de 2013

CH'OOLEJ

Mayer tz'iib': Ch'oolej ((Kettunen ut aj Helmke. 2010).


Chi xjunil wank xch’ool cho’q qe laa’o laj Q’eqchi’, aj ralch'och'.

1. rahil ch’oolejil 
2. ahil ch’oolejil 
3. naqik sa’ ch’oolej 
4. sachik sa’ ch’oolej 
5. Sachb’a ch’oolej 
6. xxikik ch’oolej 
7. sachaamil ch’oolej 
8. tuqub’ank ch’oolej 
9. k’ojob’ank ch’oolej 
10. ch’oolanink 
11. k’ehok ch’oolej 
12. kub’sink ch’oolej 
13. kab’ rix ch’oolej 
14. junajil ch’oolej 
15. kolb’a ch’ool 
16. yo xch’ool chi rix 
17. tiikil ch’oolej 
18. xch’ool: pek, che’, tz’i’, winq, ixim…


Naq naqajaleb’ a aatin a’in sa’ kaxlan aatin nake’sach xch’ooleb’ ut li xyaalal xb’aan naq muku junnaqjik ta nakook’a’uxlak ut muku junnaqik ta aj wi’ nakoowank.


Eb’ li qalal qak’ajol ink’a’ chik nake’xtzol a loq’laj na’leb’ a’in xb’aan naq eb’ li “maestro” maak’a’eb’ sa’ xch’ool xnimqal ru na’leb’ a’in, ka’aj chik k’utuk nake’xb’aanu.


Yaal aj wi’, yookeb’ chi xk’utb’al li kaxlanil chi ruheb’ li qalal qak’ajol.

Tz’iib’anb’il resil sa’ mayeril hu, Popol Wuj xk’ab’a’ (li tz’iib’anb’il sa’ aatinob’aal K’iche’) naq ha’an li Uk’u’x Kaj (Xch’ool Choxa)  li xsiyank ut xyob’tasink chaq qe. Oxib’ len ru:

a.    Jun raqan (jun roq)

aa. Ch’ipi Kaqul Ja’ (Xch’iipul kaaqul Ha’)

b’.   Raxa Kaqul Ja’ (Raxi Kaaqul Ha’)



ha’an li xe’na’leb’ank chaq re, li xe’k’a’uxlank chaq re qasiyajik qayo’lajik.



Jo’kan utan naq jwal nim xwankil li loq’laj aatin a’in, CH’OOLEJ.
 
Anajwank, xb’aan naq minmo chik li “krisyaanil” sa’ xch’ooleb’ li qas qiitz’in aj ralch’och’, ut aj Q’eqchi’ aj wi’ (ab’an naqanaw naq wanko laj ralch’och’ yooko chi elk sa’ maa’usil krisyaanil a’an), na’oksimank chik li aatin “aam”, aatin chalenaq sa’ li kaxlan aatin “alma”. Aam na’oksimank cho’q ruuchil li aatin ch’oolej ut a’an naxpo’ ru li xyaalal li qaatin xb’aan naq chanchank ta chik naq laj ralch’och’ wank li “raam” ut maak’a’ chik li xch’ool.

Jo’kan utan naq nintz’iib’a wiib’ oxib’ waatin chi rix li loq’laj aatin a’in us ta xaq chi chamo’q qane’leb’ chi rix li xe’el toonal nawom ut aatin re naq tsuq’iiq wi’ chik chaq qach’ool ut tsach li “qaam”, re naq tooralch’och’o’q wi’ chik.

24 de mayo de 2013

TATA Y NANA



DOS TRES PALABRAS
Sobre palabras que se han puesto de “moda” entre extranjeros y entre mayas que comercializan el mayejak/kotz’ij maya.


…una forma de respetar la memoria de nuestras abuelas y abuelos y para no hacer pasar vergüenzas a nuestras mamás y a nuestros papás.

Hace Aproximadamente algunos años  que comencé a escuchar, por lo menos yo (no sé si esto haya iniciado hace más de 10 años), el término tata y nana, que extranjeros, mestizos (mexicanos, gringos, europeos, argentinos, colombianos, guatemaltecos…) y algunos mayas lo utilizan para “auto-identificarse” ante su comunidad y ante “indígenas”, principalmente, aquellos que se han formado como “sacerdotes y sacerdotisas mayas, guías espirituales y shamanes (o chamanes)”. Además, así se identifican mayas que no hablan su idioma maya. Estas personas intentan usar el término AJQ’IJ, pero con una mala pronunciación y escritura, de esta manera AJ QUIJ (con sus variaciones: ajkij, aquij, ajk’ij). Posiblemente traten de utilizar este término porque, además de ser un término, K’iche’ o Kaqchikel (o Tz’utujil), los que los “forman o les venden las varas” (como le llaman el cargo que adquieren) son de estos pueblos. Aunque también entre Q’eqchi’es, Poqomchi’es se están “formando” este tipo de personas.

En otros idiomas mayas, el identificar a las personas que cumplen una función de ser encargados de Mayejak/Kotz’i’j/mayijanik[1] (prácticas sagradas) relacionados a calendarios, curación, inauguración de casas, etc., en Q’eqchi’ por ejemplo tienen distintos nombres, según el tipo de función que realizan (sin excluir los rituales sagrados):
-          En maya Q’eqchi’ Aj Q’eh, es un sinónimo de Ajq’ij (en K’iche’, Kaqchikel, Tz’utujil)
-          Aj Ilonel, sinónimo de Kunanel (en K’iche’, Kaqchikel y Tz’utujil), y en maya Yukateko o maya                   Peninsular, Ah Ts’ak (CORDEMEX. 1980: 872).

Volviendo al tema, he visto por los medios de comunicación (internet, televisión, prensa escrita…) a personas extranjeras (mujeres y hombres) auto-identificarse con la palabra TATA Y NANA (no como tat y nan) y su respectivo nombre. También se ponen nombres mayas o nombres en náhuatl (supuestamente), y en otros casos mal adaptan o mal traducen sus nombres (no sólo en la forma escrita sino en la forma pronunciada) haciéndose pasar por “mayas” de alguna comunidad, cuando realmente son hijas e hijos de grandes suburbios en donde se consumen gran cantidad “humo de automóviles o de fábricas”.

Que un extranjero (a) o mestizo (a) quiera utilizar términos mayas para auto-identificarse, no es problema. O que quiera hablar algún idioma maya puede hacerlo porque está en todo su derecho y también contribuye a la revitalización y promoción de nuestros idiomas y cultura mayas. El problema está cuando estas personas quieran hacerlo para “hacer dinero o buscarse fama”. Es una grave ofensa hacia nosotros los Mayas autonombrarse “redentor maya” o “defensor de los indios”. Puesto que como mayas hablantes hemos logrado mantener nuestros idiomas a pesar de la discriminación, racismo y marginación durante muchos años, hasta la actualidad y luchamos por su reivincidación en varios contextos pero de forma adecuada.

Pues, este tipo de personas que utilizan estos términos son de las que han utilizado la cultura maya para hacer dinero. Después que supuestamente reciben su cargo como AJQUIJ regresan a su país o se quedan a radicar en territorio maya y comienzan a “hacer ceremonias mayas” que tal cosa no existe, en nuestros territorios nuestras abuelas y abuelos hacen “mayejak (en Q’eqchi’) Kotz’i’j (en idiomas Kaqchikel, K’iche’ o Tz’utujil) y no “ceremonias mayas”.

En idioma Q’eqchi’, para reconocer la categoría de una persona como Tata’aj (como se dice en K’iche’) o Qawa’ en Q’eqchi’ (y no tata) es porque se lo ha merecido, se lo ha ganado y en ningún caso una persona maya, que conoce de valores y formas del pensamiento, va a autoproclamarse como QAWA’, pues eso solamente la gente se lo reconoce. Me imagino que en los otros pueblos mayas se hace lo mismo.

Es una falta de respeto que personas ajenas a nuestras comunidades y cultura se autoproclamen utilizando estos conceptos pero sin conocer sus significados. Lo más horrendo y falto de respeto es que se AUTOPROCLAMEN REPRESENTANTES DEL PENSAMIENTO MAYA O MAESTRAS Y MAESTROS DE LA CULTURA MAYA, pues no sólo no pertenecen a ninguna comunidad sino, no hablan idioma maya. Hacen videos, publican notas haciéndose pasar por mayas. Incluso se compran trajes de alguna comunidad maya y la utilizan sin sentido. También compran “telas típicas” y hacen trajes que no identifican más que a su propia persona. Bueno, ahora que se ha hecho de moda el uso de trajes mayas hecha a máquinas o industrial, tal parece que es una forma “barata de autoproclamarse como maya o disfrazarse de maya”.

Muchos mayas han caído en la comercialización y folclorización individual de lo Maya (algunos integrantes de ong’s, instituciones gubernamentales o las que realizan viajes al extranjero para dichos propósitos), usan el traje que se compran en actividades netamente folclóricas o comerciales y no en actividades con significado histórico, cultural.

He visto, que grupos de personas mayas, permiten “que un extranjero” que no habla el idioma y mal pronuncia los nombres de los días del Cholq’ij les dirija su “ceremonia maya” porque es un “sacerdote o sacerdotisa maya”.

Escribo esto para llevar a una reflexión a hermanas y hermanos mayas para que no se dejen babosear o alienar por extranjeros que se autoproclaman tatas y nanas, con complicidad de, lamentablemente, personas mayas mayores que también se han autoproclamado como “líderes y lideresas mayas o indígenas”. Bueno sabemos que lo maya está de moda y como dicen algunos folcloristas, “media vez sea para captar fondos, hay que aprovechar”…

Otras expresiones que se relacionan al concepto tata y nana son las de “sacerdote o sacerdotisa maya”. En nuestros idiomas, pensamiento y vocabulario maya es claro qué es un aj q’ij (en idioma K’iche’, Kaqchikel, Tz’utujil. En Q’eqchi’ y Mam es Aj Q’eh y Ajkab’ respectivamnete). Sacerdotes mayas o sacerdotisas solamente existen en la estructura de la iglesia católica, pues solamente ahí es donde se forman sacerdotes. Pues hay sacerdotes estadounidenses, kaxlanes, europeos, italianos, brasileños y mayas también. Se dice Aj Q’ij, tanto para mujer y hombre cuando refiere al contador de los días o la encargada o encargado de realizar las prácticas sagradas.

Igualmente con la expresión “guía espiritual”, donde más he escuchado la palabra guía es con turismo, quizás sea una forma de “guiar espiritualmente a los turistas”, no así en nuestro pensamiento maya, pues un mayejak (o kotz’i’j) no solamente es espiritual, es colectivo, es entre seres vivos, es material, etc. etc…

El término tata y nana (aberración de términos mayas k’iche’, kaqchikel y tz’utujil) parece que intenta referirse a algo más fuera de nuestra conceptualización maya. Pues tiempos atrás los finqueros extranjeros (alemanes, francés, ingleses, mestizos) que invadieron tierras y territorios Q’eqchi’ obligaban a las abuelas y abuelos Q’eqchi’ que les dijeran “tata y nana” a sus hijos e hijas, entonces esta forma de expresarse es un recordatorio a nuestras abuelas y abuelos de cómo se impusieron los extranjeros y mal utilizaron nuestros términos. Quizá esto sea la intención de estas personas que se autoproclaman “tatas y nanas” y quizás simular que nos hacen ceremonias es querer imponerse ante nuestras abuelas y abuelos a través del fuego, pero lo dudo mucho, pues no saben ni siquiera el lenguaje del fuego sagrado, no pueden y no creo que puedan comunicarse con nuestras abuelas y abuelos, mucho menos con la energía de los cerros sagrados. Pienso que quienes formaron a estas gentes no tienen el conocimiento y la posibilidad de realizar mayejak o kotz’i’j netamente sagrados. Así que, solamente harán folclor y simulacros.

Tata’aj y Nana’aj (K’iche’) o Na’b’ej Yuwa’b’ej, son palabras que denotan una categoría social y formas de respeto que se da en nuestras comunidades y pensamiento. Quiero aclarar que no es una categoría que denota posición (relacionado a riqueza económica) o jerarquía entre ricos y pobres (o entre famosos del arte occidental).

Esto refiere cuando una persona maya alcanza cierta edad o adquiere otras funciones dentro de la comunidad, por ejemplo:
-          Cuando forman una pareja a través del casamiento, la joven adquiere la categoría de nana’aj y el joven         de tata’aj, no es impuesto, es adquirido y merecido, lo da la comunidad. Pero si esta pareja no cumple         con sus obligaciones pierde todo esto.
-          Cuando adquiere una función para servir a la comunidad, donde hará lo que el pueblo le pide, no lo que       él hará con el pueblo. Igualmente, si no cumple para lo que fue elegido será la burla y perderá el respeto       de la comunidad y dejará de ser qawa’ o qana’, simplemente será laj o xan o ma’, pero no es un                   desprecio total, simplemente no ha tenido la madurez de servir a la comunidad (no  se es esclavo de la           comunidad, como muchos investigadores lo han encajado).

Honrar a nuestras abuelas y nuestros abuelos, a nuestras madres y a nuestros padres es defender nuestro pensamiento ancestral y también el descolonizar nuestras prácticas y nuestros saberes y reivindicar nuestros idiomas adecuadamente.

Como mayas tenemos la responsabilidad de ser críticos, analíticos y reconstruirnos cada vez que logramos que nuestra conciencia maya (qach’ool, qak’u’x) vuelva a enlazarse con la esencia/energía (xch’ooleb’, kik’u’x) de nuestros ancestros. Debemos realizar acciones que permitan que nuestras hijas e hijos tengan mejor y mayor conciencia de lo que es el ser maya’ (no mayab’).

La convivencia respetuosa entre distintos pueblos y distintos lenguajes es de suma importancia. El diálogo entre culturas no implica solamente escuchar la voz del otro y tampoco implica utilizar la lengua o la voz de otro para imponerse sobre él o ella. Tampoco conocer la cultura o lengua de otro pueblo no necesariamente te hace representante o líder de dicho pueblo.


[1] En idioma Q’eqchi’, Kaqchikel y K’iche’ respectivamente.